Mis palabras quedan en el viento, no se van. Son libres...y flotan en medio de esa libertad que les da las olas del profundo mar, cofre de esperanzas enredadas en la condimentada sal de la inspiración.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Cielo azul
Muchas curvas de mujeres pasaban entre la multitud y ninguna me llamaba la atención, pues a ninguna reconocía como la que deseaba entre mis brazos.
Miré al cielo y un explondoroso azul me devolvió la respuesta.
Pense en volar...
Recordé que me decias que al pensar en volar, creía, que nunca caería.
Cuan equivocado estaba, ya he caido muchas veces...en el infierno.
No se cuan duro es el dolor...pero tu mi pequeña, si lo sabes...sabes de tristeza y de dolor que resquiebra el alma, de la muerte, de la agonía del espíritu de una mujer hermosamente sencilla a mis ojos.
En esta banca donde estoy sentado, me apoyo aún más y extiendo mis manos al cielo, viendo cuan pequeñas son...
¿Donde estás?
- Si puedes continuar, encontraras lo que más buscas - te escuche a mi espalda con tu silueta haciendo sombra en mi rostro.
- lo crees asi... ¿mi pequeña? - te pregunto con duda en mi voz
- Si, incluso llegar a ese cielo tan azul que ves.
Y cuando voltee vi tu sincera sonrisa, la que devolvia el calor a mi corazón herido.
Entonces tome tu mano y la eleve al cielo azul...
y por primera vez lo alcance.
domingo, 1 de agosto de 2010
Dios el viento
Cuajado en el rio de estrellas, el dios descendió sobre la penunbra de una noche ausente de ilusiones.
De esas noches, en que los suspiros de los sin alma se acumula por milenios perdidos de eras en medio del holocausto de la humanidad.
Las escamas brillaban, y las sacerdotisas extendian las canastas que no solo mostraban los frutos de la tierra, sino la sangre que corría por sus arterias, rejurgitando de vida y de colores de muerte y sacrificio.
Un pequeño niño alcanzó a agarrar los vestidos de su hermana sacerdotisa, se paro frente al dios del viento, mirando los hilos en que se convertian sus oscuras y fulgurantes pupilas.
El dios lo miró, y con su cola lo llevó hacia su lomo, se inició el eclipse, las estrellas dejaron de destellar, y el dios en un arranque de brillos celestiales desaparecio, dejando caminos hechos de fuego.
el viento dejo en el silencio el llanto doloroso de una hermana que perdia a su razon de vivir.
y en los milenios un dios que desapareció por siempre.
ERRORES MÁS FRECUENTES:
Hay que prestar atención especial al uso del gerundio ya que, empleado con exceso, produce un ritmo pesado y lento.
-No es correcto el uso del gerundio de posterioridad, es decir, aquel que indica una acción posterior a la del verbo principal.
"El profesor salió de la clase encontrándose al director."
-Es también incorrecto el uso del gerundio cuando acompaña al complemento directo de cosas, e indica acción o cambio:
"Observé un balón girando velozmente.
-Tampoco es correcto el uso del gerundio con nombres en función de complemento indirecto o circunstancial.
"Compré flores a mi madre celebrando su santo"
-El gerundio tampoco debe emplearse:
a) Como adjetivo especificativo referido a cosas:
"Este es el orden determinando la estructura"
b) Como modelo que signifique cualidad o estado.
"Ofrezco perro sabiendo cazar"
VOCABULARIO ABSTRACTO:
Cuando se empieza a escribir, el recurso del lenguaje abstracto es casi inevitable. Sin embargo, hay que prescindir de las grandes palabras: Verdad, Libertad, Destino... En un relato están de más. No ayudan a la comprensión de la historia, no explican el trasfondo del argumento, o no lo explican, más bien, tal como debe hacerse, en que los personajes se ven envueltos.
En este mismo sentido, conviene prescindir del vocabulario psicológico: depresión, no encontraba motivaciones, era una familia tensional... De un lado se trata de eso, de palabras más o menos técnicas que no complican la emoción del lector. De otra parte, decir de un personaje que está deprimido es un resumen demasiado pálido: qué hace ese personaje, qué piensa, qué recuerda, qué intenta olvidar... todo eso es lo que el texto debe darnos, en lugar de un diagnóstico clínico.
También es un error muy común el contar las cosas en abstracto. Por ejemplo:
"Aquella mañana, Pedro se sentía equilibrado, optimista, seguro de sí mismo"
"Aquella mañana, Pedro cerró su casa con un portazo, sin preocuparse de echar la llave, y bajó las escaleras bailando claqué"
En la primera frase se le pide al lector que procese tres conceptos: equilibrio, optimismo, seguridad.
En la segunda, se le invita a que observe a un personaje, se le describe en una escena.
Todos los conceptos de la primera frase están presentes, como acciones en la segunda. Al observar lo que hace el personaje, el lector induce, además, cómo siente. La primera frase aburre. La segunda entretiene los ojos, le da quehacer a los oídos, y despierta curiosidad. La primera es sumaria y abstracta, mientras que la segunda frase es descriptiva y concreta.
Por lo tanto, conviene "ver" la historia antes de ponerse a escribirla. Cerrar los ojos y proyectar en la imaginación, escena por escena, la película que filmaríamos con ese argumento. Abordar el relato como una descripción, lo más detallada posible, de esas imágenes que han desfilado ante nosotros.
P.D.
Fijaos lo que hacéis en la vida verbal, si tenéis que decirle a vuestro cónyuge que vuestro hijo se ha portado mal, no le comentáis: este niño es malo. Le comentáis algún hecho: Esta mañana no ha querido lavarse, ni ha desayunado y me ha tirado la colada por la ventana y ha mordido al gato.
ESTILO ASERTIVO:
Al lado de este abuso de lo abstracto, es corriente que el estilo de los relatos peque de asertivo. Y a veces, sí es preciso afirmar o negar, sin más melindre ni más rodeo.
Pero en general los matices, los casi, quizás, un aire de indecisión en la voz del narrador, contribuyen en mucho a la verosimilitud de la historia. "Casi, a veces, un poco, quizá, parecía, como si fuera, ..." mejor que esos: "siempre, todo, sin duda, era..."
Si cuento la historia de un personaje bondadoso es probable que acabe relatando eso: las desdichas de una virtud a prueba de balas. Y a lo mejor, si soy hábil, consigo que cuele. Pero es difícil. Una historia así -el bueno, el malo, el tonto, el listo- se ajusta poco a nuestra experiencia. Un personaje bondadoso que tiene, en cambio, un punto débil, es mucho más creíble y de paso aviva la narración. Un relato que viene a confirmarnos lo que ya sabíamos -"X es un santo"- cae en lo monótono. Pero si partimos de "X es casi un santo" , "parece santo" ... si planteamos la historia a partir del casi, de lo que viene a poner a prueba su santidad, ya tenemos un núcleo dramático, un foco de acción y de interés.
ESTILO ENFÁTICO:
Otro fallo muy corriente es el estilo enfático. Y aunque se trata de un error con cierto pedigree -por lo común denota riqueza de vocabulario y capacidad verbal- conviene evitarlo a toda costa. Nos referimos principalmente a la exageración. Por ejemplo:
"Aquel grito le sobresaltó"
"Sus entrañas se estremecieron ante aquel alarido sobrecogedor que desgarraba sus tímpanos."
Cuando se busque algún efecto de relieve habrá que trabajar a partir del contraste. Para que el lector escuche ese grito, por ejemplo, conviene jugar, desde unas frases antes, con sonidos muy leves: el roce del visillo en una ventana, el tic-tac apagado de un reloj...
IRONÍA:
Es el recurso más firme para destacar algo, un gesto, una acción, una idea.
Algunos temas pueden requerir un tratamiento grave. Pero una nota de humor, un toque irónico, le dan vivacidad a cualquier relato. Y además apoyan su verosimilitud. Sin un contrapunto de distancia, sin esa burla entre bastidores que es la ironía, los relatos, por más que conmuevan, cargan un poco.
CONGRUENCIA DEL TEXTO:
La anáfora, la catáfora y el motivo son recursos esenciales, no hay relato sin ellos, y en general se emplean muy poco. Porque tal vez parece lógico que una historia empiece por el principio y acabe por el final. Sin embargo, en un texto artístico esa lógica no importa. En el relato, más que lo lineal, interesa lo orgánico. Y un organismo es eso, un conjunto de elementos interrelacionados.
Anáfora y catáfora son recursos sencillos. Llamamos anafóricas a todas las frases que repiten, recuerdan, aluden, pasajes anteriores de una misma historia. Son catafóricas las que anticipan, de un modo más o menos explícito, los hechos que vendrán después.
Por otro lado, y como otro recurso de primer orden, aunque más difícil de captar es el motivo. Los motivos no son conceptos que deban aparecer a lo largo del relato. No son ideas, sino cosas. Son, podríamos decir, unos cuantos objetos que situamos, estratégicamente, en el decorado de la historia.
Un ejemplo: supongamos que se trata de escribir un relato sobre un divorcio. Bien, el argumento podrá tomar cualquier rumbo, pero nosotros vamos a hacer que aparezcan, en el curso de la narración, una calle cortada, unas tijeras de podar, un puente que amenaza derrumbarse, unos días de sol a mediados de enero, un guante desparejado, un sueño interrumpido a media noche, una carta devuelta que no ha llegado a su destino, una canción cuyo final ha olvidado alguno de los personajes...
Todo esto son motivos. Cosas y acciones concretas que van reforzando la idea principal del relato.
Sin la anáfora y la catáfora, sin los motivos, el relato progresa en el vacío. Conviene construir la historia narrativa según aquella vieja consista leninista: dos pasos hacia delante, un paso hacia atrás. Hay que señalar que los motivos son importantes porque la información que proporciona el texto tiende a perderse, a disiparse, y el motivo es una alusión, una señal indirecta, un efecto de redundancia, que está recordándole constantemente al lector de qué se trata allí.
EL RELATO ARCHIPIÉLAGO:
La acción aflora en unos cuantos islotes, sin un nexo visible que los una, y es como si la historia se hubiese quedado dentro, ahogada en la intención del autor. Este fallo sólo puede abordarse con el texto delante, persiguiendo los hilos de la trama, pero obedece a un error de perspectiva que se da también entre los cantantes noveles: cuando más se escucha uno a sí mismo, cuanto mejor resuena dentro la propia voz, menos se oye desde fuera. La técnica del canto, como la del cuento, consiste en proyectar el sonido. Hay que cantar como si se estuviera sentado entre el público.
Hay que escribir desde el lugar del lector.
Muchas veces resulta difícil tomar distancia ante un texto propio, enfocar esa historia como si fuera ajena, y hacerse las preguntas que se haría el lector. Pero en esto consiste el oficio.
http://www.jrvarela.net/taller_errores.htm
viernes, 30 de julio de 2010
Aqui desde el abismo
Me sente tranquilamente mientras una foto tuya estaba entre mis manos...
Me sente sin mirar el gran abismo bajo mis pies desnudos, fue entonces que senti tus manos sobre mis hombros, manos grandes y blancas, suaves y firmes.
Me acomodé mejor en tu fantasmal aroma, mientras mis piernas ondulaban al vacio.
Respire tu tranquilidad, me senti menos vacia, pero a la vez insatisfecha.
Me faltas tu, y aunque veo esa imagen en el espejo de mis mundos, tu no estás ahi, estas sumergido en este mundo, un mundo extraño alejado de la muerte.
Siento que la muerte es este abismo en el que me siento para recordarte.
Porque sé que al mirarte, aunque muera, serás mi ultima visión y esa fotografía tuya que mis manos tocan, se hará parte de mi alma, y tendré las fuerzas para buscarte en el otro mundo que me espera.
¿Cuanto más puedo amarte?
No lo sé...
Deseo entre mis miedos, entre el infierno y cielo que me mezclo y empapo, extrañarte con mi ser.
Tomo tu foto y la hago parte de mi, respirandola, tocandola, saboreandola. Hasta que desaparece y solo quedan mis manos, sintiendo tus dedos recorrerlas, sonrojandome hasta las venas de mis cuerpo... al sentir tu dulce avance.
En esa ternura es que decido avalanzarme al abismo.
¿porque?
Porque tu sigues conmigo...
lunes, 15 de marzo de 2010
El balcón
Como si la ciudad hubiera sido acallada en mil chispazos desaparecidos.
y un tanto de rocio nocturno abarcada la piel expuesta al ambiente, el aliento a la par no se queja.
Un beso robado en el balcón, tampoco.
martes, 2 de marzo de 2010
Terremoto Chile Bicentenario
jueves, 25 de febrero de 2010
Noches de playa
miércoles, 17 de febrero de 2010
Santiago en 100 palabras, un cliente muy especial
Observó los clientes que dejaba entrar la puerta de vidrio negra. Apoyó los codos en el mesón, dejando relucir su pronunciado escote con ceremonia. Dentro del local estaba su mundo, lejos de esa jungla de cemento.
Entró dejando un halo de esencia que llego a ella. La miró con sus característicos ojos castaños, no la saludó de beso, nunca lo hizo.
Pero la invitaba a compartir secretos, frases cortas, miradas solitarias.
“Mavel, lo de siempre”, resonó su voz. Tendió la taza de chocolate caliente, con una sonrisa cómplice moviendo coquetamente sus largas piernas, salidas de su corta minifalda. Era un cliente especial.
miércoles, 6 de enero de 2010
Cambiar
un audio perdido
martes, 5 de enero de 2010
La Leyenda del espantapájaros
Cuentos de niñez
lunes, 4 de enero de 2010
El presente
Pensando en mi presente, pues según el libro que leo que se llama mis zonas erróneas trata del presente, es verdad.
Cuesta tanto quedarse en el presente y no volar al pasado, todos tenemos un pasado. Pero quedarse en el no es lo mejor, no nos deja crecer, no nos deja nutrirnos.
A veces me sucede, quedarme en el pasado y sumirme en el dolor, pero cambio y me da rabia mi estado, pues no soy asi.
No me deprimo tan fácilmente, aprendi de mi niñez el seguir adelante a pesar de las dificultades, que a pesar de teñirse de negro todo, aun puedo darle los degradeces que hacen falta para convertirlo en algo bello.
No encasillarme, esta vez no hago un escrito, tan sólo dejo que mi forma de pensar se exprese.
De que trato de disfrutar mi presente, que mi vida empieza cada segundo nuevamente.
Esa soy yo...
la que crece
la que quiere crecer
desde ahora
domingo, 3 de enero de 2010
Lux danzante
El sentir
El sentir
Asi que tome el blanco y escribi soledad
el rojo para el odio
y para mi cuerpo, bueno lo pinte de negro porque quería sentir la oscuridad como propia para hacer la luz, de su fecundación.