Mis palabras quedan en el viento, no se van. Son libres...y flotan en medio de esa libertad que les da las olas del profundo mar, cofre de esperanzas enredadas en la condimentada sal de la inspiración.
domingo, 1 de agosto de 2010
Dios el viento
Cuajado en el rio de estrellas, el dios descendió sobre la penunbra de una noche ausente de ilusiones.
De esas noches, en que los suspiros de los sin alma se acumula por milenios perdidos de eras en medio del holocausto de la humanidad.
Las escamas brillaban, y las sacerdotisas extendian las canastas que no solo mostraban los frutos de la tierra, sino la sangre que corría por sus arterias, rejurgitando de vida y de colores de muerte y sacrificio.
Un pequeño niño alcanzó a agarrar los vestidos de su hermana sacerdotisa, se paro frente al dios del viento, mirando los hilos en que se convertian sus oscuras y fulgurantes pupilas.
El dios lo miró, y con su cola lo llevó hacia su lomo, se inició el eclipse, las estrellas dejaron de destellar, y el dios en un arranque de brillos celestiales desaparecio, dejando caminos hechos de fuego.
el viento dejo en el silencio el llanto doloroso de una hermana que perdia a su razon de vivir.
y en los milenios un dios que desapareció por siempre.
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