Me senté a esperarte mientras tarareaba una canción.
Muchas curvas de mujeres pasaban entre la multitud y ninguna me llamaba la atención, pues a ninguna reconocía como la que deseaba entre mis brazos.
Miré al cielo y un explondoroso azul me devolvió la respuesta.
Pense en volar...
Recordé que me decias que al pensar en volar, creía, que nunca caería.
Cuan equivocado estaba, ya he caido muchas veces...en el infierno.
No se cuan duro es el dolor...pero tu mi pequeña, si lo sabes...sabes de tristeza y de dolor que resquiebra el alma, de la muerte, de la agonía del espíritu de una mujer hermosamente sencilla a mis ojos.
En esta banca donde estoy sentado, me apoyo aún más y extiendo mis manos al cielo, viendo cuan pequeñas son...
¿Donde estás?
- Si puedes continuar, encontraras lo que más buscas - te escuche a mi espalda con tu silueta haciendo sombra en mi rostro.
- lo crees asi... ¿mi pequeña? - te pregunto con duda en mi voz
- Si, incluso llegar a ese cielo tan azul que ves.
Y cuando voltee vi tu sincera sonrisa, la que devolvia el calor a mi corazón herido.
Entonces tome tu mano y la eleve al cielo azul...
y por primera vez lo alcance.