Pero a la vez me agrada sentir tus caricias inusitadamentete fantasmales sobre mi rostro. Como si se acabaran todos los átomos cuando me das un suave beso en la mejilla.
Sin embargo las desgarradoras telas bajan de tus dedos desnudando mis hombros sintiendo como la tibieza se deposita en ellos.
Nada más que un llamado de piel contra piel, arena contra carro, cristales nacientes...
un susurro sensualmente inocente entre las sombras de una esquina.
Me agrada escuchar, me agrada sentir.
un pequeño ahogo, un ahogo y falta de aire para respirar queriendo no hacerlo. Pues es reconfortante sentir esa necesidad, empeñecida por las brasas de tiempos oscuros y anhelantes de un calor mas cercano que se abre a flor de latidos y de cartilagos resquebrajandose.
Me agrada sentir a mis voces desnudas y silenciosas, pero atentas con la mirada inteligente de escuchar a su alrededor.
Un punteo de cuerdas que se van desarmando de mi garganta al sentir como un roce estremecedor las quema y las intoxica.
Me agrada introducir las manos en el pecho y sentir tu voz acariciandome con su llamado.
Me agrada esperarte y tenerte, me agrada ser de ti y buscarte.